Los altos precios del petróleo empiezan a reducir la demanda

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LONDRES—Los precios más altos del petróleo en dos años y medio comenzaron a causar un deterioro en la demanda, informaron los productores y consumidores de petróleo, una repercusión sorpresiva de la alteración de la producción petrolera motivada por la inestabilidad en Medio Oriente y el Norte de África.

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) rebajó levemente el martes su pronóstico anual de crecimiento de consumo global de crudo por primera vez en lo que va del año, cuando se supo que la poderosa Arabia Saudita había recortado su producción debido a la debilidad de la demanda por barriles adicionales.

A fines de febrero, Arabia Saudita había aumentado la producción para compensar las entregas que dejaron de venir de Libia debido a los disturbios en ese país. La revelación saudita provocó una caída de los precios del crudo en Londres —que el lunes había superado brevemente la barrera de US$127 por barril— que llegaron a bajar US$5 por barril en un momento de la jornada del martes. El crudo ICE Brent para entrega en mayo cerró con un descenso de US$3,06 por barril, o 2,5%, a US$120,92.

La noticia se produjo luego de que la Agencia Internacional de Energía (AIE), que representa a los países consumidores de petróleo, advirtiera que había señales de que los altos precios habían comenzado a afectar la demanda de combustible.

En su informe mensual, la OPEP redujo su previsión para la demanda mundial de petróleo para 2011 en 50.000 barriles diarios. Previamente, el organismo había revisado al alza sus pronósticos debido a perspectivas económicas alentadoras en sus informes mensuales desde comienzos de año.

El grupo, que produce más de un tercio del petróleo consumido en todo el mundo, pronostica de todos modos que la demanda global crecerá en 1,39 millones de barriles diarios para alcanzar 87,94 millones de barriles en 2011.

La OPEP resaltó que las ventas de gasolina en EE.UU. cayeron casi 1,3% en enero, ya que las personas condujeron menos y compraron autos más económicos para compensar los altos precios del combustible.

La organización de productores indicó que podría recortar su pronóstico aún más si los precios del petróleo afectan la demanda de combustible para transporte en todo el mundo.

La AIE, mientras tanto, mantuvo sin cambios las estimaciones de consumo global de petróleo para 2011 y advirtió el martes que «datos preliminares de enero y febrero sugieren que los altos precios ya comienzan a impactar el crecimiento de la demanda». Ambos organismos indicaron que aunque el impacto de la crisis nuclear de Japón impulsaría la demanda de combustible, el aumento no ha sido suficiente para mejorar los pronósticos de consumo global.

En un acontecimiento que sirvió para dejar de manifiesto las advertencias de la OPEP y la AIE, Arabia Saudita recientemente dio marcha atrás con un planeado aumento de la producción para hacerse cargo de los envíos perdidos de Libia a raíz de la guerra civil en ese país, indicaron un funcionario saudita y otras personas al tanto del asunto.

El funcionario indicó que la medida respondía a una menor demanda de Japón y al mantenimiento de refinerías, ya que las plantas cerraron antes para evitar los altos costos del crudo.

Los precios del crudo han subido alrededor de 25% desde comienzos de año, luego de que la inestabilidad se apoderara o amenazara a muchos países del mundo árabe, que abastece una gran parte de las necesidades de petróleo globales.

No obstante, hay temores de que el panorama de una menor demanda sea sintomático de una recuperación más pausada de la economía mundial. «Hay riesgos reales, sin embargo, de que un escenario con un precio sostenido de US$100 o más por barril resulte incompatible con el ritmo de recuperación económica que se prevé actualmente», dijo la AIE.

El lunes, el Fondo Monetario Internacional previó que el crecimiento económico global se reducirá a 4,4% este año, frente a 5% en 2010. Los altos precios altos del petróleo y un contagio de la crisis de deuda soberana europea amenazan la recuperación.

Por Benoît Fauçon y James Herron  de Wall Street Journal

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